El iPad Pro M5 es, sin duda, el dispositivo más potente que Apple ha lanzado en 2025.
Su nuevo chip M5 con proceso de 2 nanómetros, el motor gráfico con ray tracing real y las mejoras de iPadOS 26convierten al iPad en algo más que una simple tablet.
Por primera vez, la potencia del iPad Pro tiene propósito.
Durante años, el iPad Pro fue ese producto perfecto sobre el papel, pero frustrante en la práctica.
Una pantalla espectacular, un diseño impecable, y una potencia que apenas se podía aprovechar.
Con la llegada del M5 y las novedades de Apple Intelligence, la historia cambia.
El nuevo chip permite tareas de IA locales, como resumir textos, transcribir audio o buscar contenido dentro de vídeos.
El sistema también aprovecha mejor los recursos en edición, música y diseño 3D, con apps como Final Cut Pro 2, Logic Pro 2 o DaVinci Resolve para iPad actualizadas para exprimir cada núcleo.
Por fin hay software que justifica la potencia.
El salto a iPadOS 26 marca un antes y un después.
Stage Manager ahora permite redimensionar ventanas libremente, trabajar con varios monitores y conectar discos externos sin las limitaciones absurdas del pasado.
El resultado es un entorno mucho más parecido a macOS, pero con la fluidez del iPad.
Y si a eso sumamos Apple Intelligence, la nueva capa de IA de Apple, el dispositivo se transforma en un asistente creativo real: sugerencias de edición, búsquedas semánticas o escritura contextual.
El iPad deja de ser una herramienta pasiva para convertirse en una plataforma inteligente y flexible.
El problema no es el rendimiento, sino el precio.
Un iPad Pro M5 de 12,9” cuesta 1.299 €.
Añade el Apple Pencil Pro (+149 €), el Magic Keyboard (+349 €) y una capacidad de almacenamiento adecuada (512 GB, +300 €).
El total ronda los 1.850 €.
Por esa cifra puedes comprar un MacBook Pro M3, con pantalla más grande, sistema operativo completo y mayor versatilidad.
El iPad Pro M5 ya no es un capricho: es una inversión.
Y una que solo tiene sentido para quienes viven completamente dentro del ecosistema Apple.
El iPad Pro M5 demuestra que Apple está apostando por el futuro de la creación móvil.
Sin embargo, ese futuro llega a un coste alto: tanto económico como funcional.
Aunque las barreras del sistema se han reducido, iPadOS sigue siendo más limitado que macOS para automatizaciones, gestión de archivos o compatibilidad con hardware profesional.
En definitiva, el iPad Pro M5 ya no es potencia sin propósito, pero sigue siendo potencia con barreras.
El hardware está listo. El software, por fin, lo acompaña.
Pero el precio lo aleja del usuario medio y lo coloca en una liga muy pequeña: la de los profesionales que pueden pagar por soñar.
